Que todo, que todo, que todo qué?

Publicado: 26 diciembre 2010 en Antropología

Carnaval es tiempo de caos organizado. Una de las enseñanzas de la antropología es que el ser humano tiene la necesidad de dividir el tiempo en periodos. Los carnavales marcan un tiempo finalizado y un tiempo por comenzar, pero lo hacen de forma carnavalesca, caótica.  Hay antropólogos que se han especializado en estudiar los carnavales, su significado y su aporte a la vida social de una comunidad.

La gran mayoría de los carnavales en el mundo colonial de América ocurren como preámbulo a la cuarentena, antes de la semana santa. Ahí tenemos al carnaval en Brazil, Trinidad y Tobago y en Ecuador también, y el carnaval de Barranquilla en febrero/marzo también podría encajar en esta clasificación. Se cree que la palabra «carnevale» viene de poder comer carne en grandes cantidades, antes del ayuno de la cuarentena. Pero se comía de todo. No sólo carne. Y en muchos lugares de la América colonizada se usaba esta época de desenfreno también para hacer una crítica (quizás inconsciente) del órden social vigente. Por ejemplo en Trinidad y Tobago es muy común que en el carnaval la gente se disfraze de «gente de la alta sociedad», de sacerdotes, de gente del gobierno etc. En una burla a estos estamentos. Pero como la crítica es enmarcada carnavalescamente, estos estamentos no se ponen «bravos» con la burla. Es decir, en carnaval todo se vale. Los hombres pueden vestirse de mujer, el pueblucho se toma las calles de los ricos, el centro de atención son las clases populares. El espíritu es de fiesta y burla, y la sociedad debe tolerar la burla. Algunos antropólogos consideran esto además un acontecimiento sano para liberar tensiones dentro de la sociedad. Después del carnaval todo vuelve a la «normalidad».

Nuestra Feria de Cali no es de este tipo. No es un carnaval como el descrito arriba. La Feria nació y ha sido inminentemente clasista y elitista. Nació como una feria ganadera. Y quienes venden y compran los caballos? No he ido a la feria de la ganadería en Montería, pero me imagino que así habrá sido la feria de Cali anteriormente; un lugar para hacer negocios ganaderos. Lugar de negocios continúa siendo, hay mucha gente que hace su «agosto» en la feria y este fué uno de los argumentos para no suspenderla este año de inundaciones. Pero no es yá una inminente fiesta ganadera.

Anteriormente la fiesta se abría con la cabalgata. «Eso pa’qué? Pa’ ver caballos y viejas con silicona?» me decía una amiga ayer. Mis padres nunca fueron a la cabalgata y por ende yo tampoco. Era ver desfilar a los poseedores de caballos de paso fino por la calle. La antítesis de un carnaval en el sentido descrito arriba. La feria era entonces para mostrarse y mostrar su dinero, no para las clases populares «rebelarse» carnavalescamente.

Pero desde hace unos años para acá, la Feria le copia más a los carnavales. Tímidamente. Ayer estuve en la apertura de la feria en el llamado «Salsódromo» – tomado de «Sambódromo». Un evento gratuito donde las escuelas de salsa y grupos artísticos de baile de la ciudad muestran sus coreografías y aptitudes para bailar. Me decía mi amiga, muy envuelta en cosas culturales de la región, que los muchachos que salieron a bailar en el salsódromo hacen parte de un proyecto para alejar a los muchachos de los barrios populares de la violencia y que mejor bailen y que los grupos de baile reciben apoyo de la alcaldía.
Grupo tras grupo salía detrás de la camparta que decía COMUNA # y su número. Se empieza pués a acercar un poco a la idea de carnaval: que las clases populares sean el foco de atención, y se tomen las calles de los ricos.
Disfruté mucho el salsódromo. La buena música, ver los bailarines, la gente en las gradas se lo gozó, salían a bailar ellos mismos a la calle del desfile. Un ambiente totalmente diferente al de la cabalgata. En el salsódromo sabíamos de qué se trataba el desfile. En la cabalgata no damos pié con bola. Qué tipo de caballos es ese? Y qué familia es esa? En el salsódromo sabíamos las letras, y los pasos. Y nos deleitaron las escuelas con sus coreografías.

PD: Para terminar esta entrada tenía que compartir la historia de la madre de Martha, mi profesora de portugués un tiempo atrás. Martha es negra. Viene de familia negra de Rió de Janeiro, pero familia que con mucho esfuerzo han logrado estudiar y ser intelectuales todos. Martha nos contó una vez en clase que su madre siempre había querido bailar en el Carnaval de Río. Pero jamás expresó ese deseo porque sus padres (abuelos de Martha) jamás lo hubieran permitido. Para ellos, bailar en el Carnaval era «rebajarse» y mucho más siendo que ellos eran negros. Era como reafirmar que eran «negros». Un negro que quiera sobresalir en la sociedad como intelectual, no baila. Pero en el año 2003, con 85 años de edad, la madre de Martha cumplió su deseo y bailó con una de las escuelas de samba de Rio, en el ala de las «bahianas» – mujeres de edad.
Hé ahí también lo que puede ocurrir cuando siempre vemos bailar al «negro» – que quizás quiere ejercer de profesor o médico y ser entrenido por otros bailarines.

 


Recolección de alimentos no perecederos para los damnificados del Valle. Cada persona debía llevar algo para entrar al Salsódromo

La primera carroza

Niños en primera fila

comentarios
  1. […] año pasado no tuve sino alabanzas para el salsódromo. Me parecía un evento más incluyente que la cabalgata que normalmente abría la feria de […]

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