Pasar la frontera entre Colombia y Ecuador no es más difícil que cruzar una línea blanca pintada en la mitad del Puente Internacional Rumichaca que divide a los dos países. Desde Ecuador la frontera se pasa en un taxi amarillo que se coge en la terminal de Tulcán, por cierto una ciudad bastante somnolienta, al menos un día sábado. El taxi amarillo cobra unos 4 dólares a la frontera y lo deja a uno del lado colombiano, para coger un taxi blanco que lo conduce a uno a Ipiales, una ciudad bastante movimentada, ruidosa y con mucho comercio, al menos un día sábado. El taxi colombiano te cobra 3500 pesos. 1,84 USD hasta el centro de Ipiales.
Desde Colombia se hace la misma maniobra. El taxi colombiano pasa sencillamente al otro lado, pero es revisado por la policía ecuatoriana. Carro, bolsos y hombres son revisados. Después es sencillamente coger un taxi ecuatoriano y continuar a la terminal de Tulcán. Al parecer muy fácil. Dónde es que le piden a uno el pasado judicial? pensé, mientras tomaba el bus a Quito. Dónde es que le dan a uno la tarjeta andina? Y el sello en el pasaporte? Continué en el bus.
A la salida de Tulcán el bus fue parado por la policía antinarcóticos de Ecuador. Unica extranjera en el bus. Bájese. Me bajé. Abra la maleta. De dónde viene? Porqué no selló el pasaporte? – Disculpe señor pero nadie me lo pidió, ni siquiera la policía que requisó el taxi. Extraño no le parece?, le dije al policía antinarcótico. En ese momento era sueca y seguí después de responder las preguntas y mostrar mi maleta. Si hubiera sido colombiana, hubiera necesitado: 1.- pasado judicial 2.- tarjeta andina. Y hubiera corrido el riesgo de ser deportada.
La lección para aquellos colombianos que pasan la frontera: hagan sellar el pasaporte, soliciten la tarjeta andina y tengan el pasado judicial a mano antes de llegar a Ecuador. Busquen un policía ecuatoriano en la frontera y no coman el cuento de que es tan fácil pasar la frontera como pasar la raya blanca pintada en el puente.