Siento rabia. Mucha rabia.
Siento ira. Intenso dolor. Y de nuevo rabia. Una rabia que empieza en el estómago y por algún motivo me sale por los ojos en forma de lágrimas. Las lágrimas pequeñas y transparentes no se asemejan en nada a la inmensidad de mi rabia. Pero destapan un poquito el pecho. Dejan salir un poco de la rabia incontenible.
Siento rabia de que Rosa Elvira Cely, una mujer de 35 años, empleada de la cafetería del Hospital Militar y quien estaba validando su bachillerato en un lugar en el sur de Bogotá no haya podido llegar a su casa tranquila después de haber departido con sus amigos en un lugar cerca del Parque Nacional de Bogotá.
Violada, torturada, empalada, desnuda y tirada en un parque de la ciudad donde vivía. Cuatro días de agonía en un hospital. Dos cirugías. Sin aguantar una tercera. Así terminó la vida de esta mujer capitalina.
Siento rabia de que después de valientemente haber llamado al 123 a la 1:00 A.M dicendo «Estoy en el Parque Nacional. Me están violando! Me están violando!», la policía no la haya encontrado sino hasta las 7.00 A.M. Por qué? No salieron ahí mismo? No le creyeron? Qué pensaron? Por qué se demoraron tanto?
Siento rabia de que las mujeres nunca podamos estar seguras en nuestros cuerpos. De que esta cultura opresiva nos diga que debemos evitar lugares, personas, comportamientos, ropas, actitudes, miradas, palabras etc para no ser violadas!
Estoy cansada de que al andar por la calle, ya me haya habituado a tomar ciertas precauciones. A imaginar qué hago si me sale un tipo por ahí o por allá. A sacar el teléfono celular y llamar a alguien mientras camino en una noche para que alguien me escuche, para quizás ahuyentar a un tipo violento, para sentirme más segura. Estoy cansada de idearme estrategias. Estrategias de seguridad, para cuidarme. Para cuidar mi cuerpo.
No pasa sólo en Colombia. Mis precauciones siempre las he tomado en todos los lugares donde he vivido. En Estocolmo, en Rio de Janeiro, en Bogotá, en Quito, en Cali. Soy mujer en todos esos lugares y como mujer la cultura y la sociedad se han encargado de adoctrinarme: toma tú las precauciones para que no te violen!
Por qué no se les enseña a los tipos, a los hombres a NO violar?
Por qué no se les enseña a los tipos, a los hombres a RESPETAR el cuerpo de las mujeres? SIN importar cómo vayamos vestidas! SIN importar por dónde caminemos! SIN importar si les hemos coqueteado antes! SIN importar como caminemos! SIN importar si se les presenta la oportunidad perfecta para violarnos!
Los muchos estudios que se han hecho en el tema nos muestran lamentablemente una realidad muy compleja: la gran mayoría de las mujeres violadas lo son por parte de hombres que ellas conocen. Novios, esposos, ex-novios, ex-esposos, padres, primos, amigos, vecinos.
Yo creo firmemente que en el caso de Rosa Elvira también fué alguien a quien ella conocía. Por que no sólo la violó sinó que la torturó de tal forma que muestra un desprecio absoluto y un odio terrible hacia ella. Un desconocido seguro la hubiera violado y ya. Este tipo se ensañó. La detestaba. Que la policía busque entre los hombres de su vida. Y quizás sólo tenga que ir al Hospital Militar para encontrar gente que supiera de tortura y de empalar, al mejor estilo de la época de La Violencia, cuando los chulavitas y lo pájaros empalaban a las mujeres. O como lo hicieron los paramilitares con centenares de mujeres en el campo colombiano. Por ejemplo en la masacre de El Salado, donde una de las primera víctimas fué una mujer jóven acusada de ser la novia de un guerrillero. A la muchacha la desnudaron, la violaron, la escupieron y la empalaron en el centro del pueblo, para que todo el mundo viera.
Y eso me dá mucha más rabia. Que sean nuestros propios compañeros, nuestros propios «hombres» los que nos estén haciendo tanto mal.
Ya no más!
Ya basta de esa cultura maldita que le echa la culpa a la mujer cuando es abusada. Que le indaga de qué hizo para provocarlo?
Ya basta de que se nos diga que esos asuntos son «líos de falda». Ya basta de que nuestros cuerpos sean mirados como si fuera comida cada vez que vamos por la calle! Que todos los hombres se sientan con derecho de gritarnos cosas en la calle, de mirarnos en nuestros escotes, por detrás, por delante, por arriba, por abajo! YA BASTA! Ya basta de que otra vez se nos diga que tengamos que vestir de cierto modo para que no nos miren! YA BASTA de que quieran decidir sobre nosotras, sobre nuestro cuerpo!
Ya basta de que no nos crean cuando denunciamos! Ya basta de que nos digan que tenemos que perdonar al esposo maltratador! dizque por el bién de los hijos! Ya basta de que nuestros jefes se crean con derechos sobre nuestros cuerpos! Ya basta de que en la guerra los tipos se crean que violándonos le hacen un daño a su enemigo (otro hombre)! Ya basta!!! El daño más grande nos lo hacen a nosotras porque sentimos! Porque somos humanas y sentimos!
Ya basta de que se hable siempre de la «seguridad» cuando sólo se habla de la seguridad de unos pocos hombres! Ya basta de que nos estén violando en nuestras camas, en nuestras fiestas, nuestros compañeros y la justicia ni siquiera dota de papel a las comisarías de familia! Ni siquiera entrena a la policía para recibir las denuncias! Ni siquiera se hable de la violencia sexual en el conflicto armado como algo serio que hay que erradicar! Ya basta de que nuestra seguridad sea un concepto vacío, tirado ante la puerta del patriarcado. De último en la cola de cosas que hay que resolver.
Ya basta de que no se hable de la violencia contra la mujer! Ya basta de que casos como el de Rosa Elvira queden en la impunidad! Ya basta de que sean más importantes las noticias que envuelven hombres (ex-presidentes, secuestrados, liberados) que el hecho de que una mujer haya sido brutalmente asesinada en pleno centro de Bogotá.
Ya basta!
Ya basta de que usen nuestros cuerpos! Ya basta de que el procurador se crea con derecho de decidir sobre si vamos a ser madres o nó!
Ya basta de pensar que estas cosas sólo las hacen «depravados», «locos», «enfermos mentales»! Mis queridos lectores: la cultura machista hace de cada uno un loco, depravado y enfermo que cree que puede hacer con las mujeres lo que les dá la gana.
YA BASTA!
Con dolor en las entrañas me dejó saber del caso de Rosa Elvira. Con dolor en las entrañas veo a mi hija, una niña que crecerá y será mujer en este mundo patriarcal. En este mundo machista.
MI CUERPO ES MIO! NO SE TOCA! NO SE VIOLA! NO SE MATA!
NI UNA MÁS!
