Es mucho amor derramado en las calles de Gaza.
Muchas horas de no-sueño tiradas por la borda. Muchas noches de no poder dormir porque el bebé necesitaba leche cada hora durante toda la noche. Es normal saben? Yo no dormí una sola noche seguida, por cuatro meses. Pero pueden llegar a ser dos años, según otras madres.
Es mucho amor derramado en las calles de Gaza.
Muchas horas dedicadas a la lactancia. Cuando el peso de la madre se desploma porque la criatura pareciera que no se pudiera saciar con la leche y todo este cuerpo femenino se concentra en producirla. Ya están los pechos llenos de nuevo? El bebé tiene hambre.
Es mucho amor corriendo de rojo por las calles de Gaza.
Muchos esfuerzos para limpiar las colitas de pequeñas personitas que aún no se limpian solas. Que hacen de cada cambiada de pañal, de cada orinada, de cada cagada… un juego.
Es demasiado corazón esparcido en pedazos en las calles de Gaza.
Muchos abrazos, muchos besos en mejillas más suaves que el algodón. Es posible algo más suave que la piel de un bebé?
Es mucho amor palestino derramado.
Muchas alegrías por la primera sonrisa, el primer paso, la primera palabra, el primer “mamá” en árabe. Las lágrimas que no caben en el cuerpo por el primer “te quiero mucho mamá”. En árabe.
Es mucho corazón destrozado en las calles de Palestina.
Muchas horas de verlos jugar y crecer, de ver que ya no sólo caminan sino que corren. Que ya hablan, que ya cuentan historias. En árabe. Que ya dicen lo que quieren y no hay que adivinar. Que ya duermen toda la noche. Que ya comen solos. Que ya hace tiempo que no amamantamos pero parece ayer que lo hicimos. Que ya van al baño solos. Que ya tienen amigos y amigas. Que ya saben nuestros nombres y no somos sólo “mamá”.
Es mucha sangre roja derramada.
Y cada niño o niña palestina captada en la cámara de un periodista con su mirada ida, perdida en la eternidad… es un puñal para cada corazón de madre. Cada una de nosotras que parimos, que solidarias sabemos, que pudo haber sido nuestro hijo. Pudo haber sido mi hija.
Que sabemos que es mucho amor derramado. Tanto que bién pueden venir por nosotras también.