Archivos de la categoría ‘Migración’

A un año de haber presentado la tesis de maestría «Transnational Truth? Telling the Truth from Abroad»  donde indago sobre los efectos que pueden tener la participación de las diásporas en las Comisiones de la Verdad de sus países de orígen, esta tesis va cobrando relevancia en el caso colombiano, ya que no sólo somos (!) el primer país con más desplazados internos en el mundo  (7.2 millones, el segundo – Siria – tiene 6.3 millones), sino que además tenemos una diáspora grande; 6 millones se nombra en varios foros internacionales mientras  que Cancillería los estimaba en 4,7 millones en 2013. De esos millones en el exterior, ACNUR cuenta que 360.000 está reconocidos como refugiados, la mayoría de ellos en Ecuador y Venezuela.

Cuando Colombia se prepara para hacer ejercicios oficiales de memoria (ejercicios de memoria siempre se han estado haciendo durante el conflicto  desde la iniciativa de las víctimas y desde abajo, siendo el caso de las víctimas de Trujillo uno de los más emblemáticos, lo cual es un tramo caminado para la verdad oficial), las víctimas se preparan para que esa verdad oficial del conflicto contenga sus historias y modos de ver el dolor, la pérdida, la verdad y la reparación. Es en el ejercicio oficial de memoria que se va a dar la batalla por contar e interpretar lo que pasó. Lo cual dará elementos para entender lo que puede estar pasando y puede pasar a futuro.

Esta tesis fue inspirada en todos aquellos ejercicios de memoria y de organización que se vienen dando en la diáspora colombiana (principalmente en Europa pues es mi punto de residencia). Las nuevas tecnologías han permitido que los y las colombianas se comuniquen, compartan ideas, planeen encuentros y se conozcan, aún estando en diferentes países del continente. Poco a poco, esta comunidad en Europa ha ido creando redes que traspasan las fronteras nacionales de sus países de acogida. Es una masa crítica, llena de experiencias de vida, un pool de memoria del conflicto con mucho que decirle a una comisión de la verdad. De uno de los últimos encuentros de las díaspora en Barcelona, donde el tema fue exilio y género, salió por ejemplo un comunidado concreto donde se exige que el ministerio de defensa no haga parte del consejo directivo del CNMH. 

TRC

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Dentro de la diáspora colombiana ha habido alguna resistencia a catalogarse como tal, se cuestiona que el término habla históricamente de los judíos. Y aunque ciertamente la historia del concepto viene del caso de la Diáspora (con D mayúscula) que conformaron los judíos dispersos por el mundo y con un mito de la tierra prometida a la que iban a retornar, la historia mundial de guerras, persecución política, religiosa y demás, ha llevado a muchas personas que comparten un mismo orígen geográfico y una identidad cultural, a migrar y establecerse en muchos países conformando comunidades transnacionales. Entre esas diásporas está hoy la colombiana, con casi 6 millones (el número difícil de estimar pero es este el que se viene usando en diferentes foros). Eso quiere decir casi un 13% de la población colombiana (que se calcula en 47,6 millones).

diaspora

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La subienda del salmón

Publicado: 25 julio 2015 en Cotidianas, Migración, Suécia

La semana pasada estuve en el norte de Suecia y en la metrópoli del norte, Umeå. Una ciudad de unos 120.000 habitantes, famosa por su universidad, que recibe cerca de 30.000 estudiantes cada año, de otras partes de Suecia y del extranjero.

Pero voy a escribir aquí sobre la subienda.

La subienda del salmón

La subienda del salmón

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La facha de extranjero/a

Publicado: 16 julio 2013 en Migración

Ayer sostenía una conversación con un amigo salvadoreño que llegó a la edad de 2 años a Suecia. Habla sueco perfecto, muchas veces tiene que recurrir al sueco cuando sostiene una conversación en español, estudió en Suecia, ha trabajado internacionalmente (entre otras cosas en Colombia), y tiene un puesto importante en una entidad estatal aquí.

Me decía: » De 200 empleados que hay en la sección donde trabajo, sabes cuántos son extranjeros/as?»
Yo: «Hmmm… – y calculando el racismo bárbaro en la sociedad sueca, las barreras de vidrio que llaman- contesté: 15?»
El: «Yo».

De 200, uno extranjero.

Estocolmo. El fondo de nuestra conversación.

Estocolmo. El fondo de nuestra conversación.

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Regresando ya de unos días de vacaciones (y escritura) en Costa Rica, me encuentro en mi inbox con esta carta enviada por la presidenta del Polo Democrático Alternativo, Clara López Obregón a la canciller colombiana Maria Angela Holguín:

Bogotá, 20 de febrero de 2012

 

Doctora

MARIA ANGELA HOLGUIN

Ministra de Relaciones Exteriores

 

Apreciada señora Canciller,

Durante una visita realizada la semana pasada a varias ciudades europeas, entre ellas Madrid, tuve la oportunidad de reunirme con grupos de colombianos y colombianas que ostentan la calidad de emigrantes, la mayor parte de ellos legales, aunque varios de ellos sin sus papeles en regla. Ellos hacen parte de una comunidad latinoamericana de emigrantes más amplia y me describieron las enormes dificultades por las que atraviesan asociadas a la reacción de los gobiernos frente a la crisis económica europea.

Particularmente en España los integrantes de la comunidad colombiana con que me reuní me comentaron que viven bajo una presión policial permanente, que en sus barrios se realizan redadas que califican de racistas y que muchos colombianos se encuentran retenidos en los denominados centros de internamiento de emigrantes – CIE – donde pueden permanecer hasta años cuando no tienen sus papeles en regla. Se trata de verdaderas cárceles en las cuales no media orden judicial alguna, por lo cual se violan los derechos fundamentales de los migrantes.

Los colombianos migrantes se están organizando para exigir al gobierno Español la eliminación de los CIE y el respecto de los derechos humanos de los migrantes que estos centros conculcan. Pienso que el gobierno colombiano debería estudiar la posibilidad de acompañar ante la cancillería española esta petición como paso necesario para extender el manto protector del Estado colombiano hacia sus ciudadanos en el exterior.

Muchos argumentan que siendo las remesas una de las principales fuentes de ingreso de divisas del país, por encima incluso de varias exportaciones tradicionales, el gobierno nacional debería disponer de equipos especiales en las embajadas que sirvieran de apoyo jurídico, moral y cultural de quienes se encuentran en precarias situaciones en el exterior.

Toman como ejemplo el caso del Ecuador que incluso está promoviendo un banco para el migrante como parte de una política de apoyo a los ecuatorianos en Europa.

Me dirijo a usted para abogar por una política pública nacional que atienda la problemática de nuestros connacionales en el exterior, particularmente en Europa, donde nuestras embajadas se comprometan a cumplir un mayor papel de protección y de apoyo a tantas personas que se han visto obligas a migrar tanto por razones económicas como políticas. Entre las labores a cumplir estaría la de levantar censos de los colombianos detenidos en los CIE´s, verificar las condiciones de su internamiento y adelantar la intervención necesaria ante las autoridades gubernamentales cada vez que se reporten redadas policiales que más allá de un control migratorio tienen una connotación discriminatoria por motivos raciales y de origen nacional.

He solicitado a las personas con las que me reuní que me suministren datos de casos concretos, los cuales le estaré remitiendo periódicamente.

Agradezco su atención a la presente,

 

Cordialmente,

 

CLARA LOPEZ OBREGON

Presidenta

 

C.C. Coordinación PDA Europa. 

 

Ojalá y la canciller se anime a tomar estas medidas que López propone. Recordemos que se es canciller no sólo para vender el país a inversionistas y turistas…

120220_Carta de PDA a Canciller sobre colombianos en España

 

Todo Cambia

Publicado: 22 diciembre 2010 en Latinoamérica, Migración

Cuando murió la cantante argentina Mercedes Sosa el 9 de octubre de 2009, este blog no tenía nombre. Ese día me puse a escuchar sus canciones en un silencioso homenaje, pues de niña me arruyaron con sus canciones, como «Duerme, negrito» que mis padres acostumbraban a cambiar por «Duerme, negrita». Fué entonces cuando decidí ponerle al blog como una de sus más sentidas interpretaciones: Todo Cambia.

Cuando llegué a Suécia dejé de escuchar mucha música que me recordara a Colombia. Entre ellas la salsa y otras canciones que me recordaran a mi infancia, como las de Mercedes Sosa. Porque dolían demasiado. Me propuse concentrarme en mi nuevo país. En formar nuevas memorias, nuevos recuerdos. Nuevos gustos. Crear nuevos amigos. De esta forma conocí a Mariana.

Mariana tenía como yo 16 años cuando nos conocimos. Era de padres argentinos pero nacida en Suécia. Pero en un arranque de su mamá se habían ido a vivir a Chile durante mucho tiempo, y sólo regresaron el mismo año que yo llegué a Suécia. Mariana tenía que aprender sueco, porque se la llevaron a Chile antes de iniciar la escuela. Y así nos conocimos. Por la escuela de sueco.

Fué a través de Mariana que aprendí a conocer un poco más sobre Argentina, que no fuera Maradona y el fútbol. Mariana por ejemplo tenía una hermana mayor, Natalia. Para un trabajo en mi escuela entrevisté a la madre de Mariana, Edith, quién me contó que Natalia  había nacido en una cárcel en Argentina. La historia era que Edith y su compañero sentimental en la época en que llegó la dictadura a Argentina en 1976, pertenecían a las juventudes izquierdistas del peronismo. Sobre todo el compañero sentimental de Edith y ella estaba muy metida en la parte de escribir para el periódico. Ambos fueron opositores cuando la dictadura fue impuesta en Argentina. Por esto, se volvió peligroso para ellos continuar trabajando pero seguían haciéndolo, porque eran jóvenes, creían que tenían una responsabilidad para con generaciones futuras, porque eran soñadores. Porque querían seguir oponiéndose a la dictadura, simplemente. Y es así como fueron presos. Ambos fueron llevados a la cárcel. El a una y ella a otra.

La familia de Edith estuvo siempre pendiente de ella. Me contaba Edith que su madre iba todos los días a la cárcel, estaba pendiente de que a Edith no la fueran a cambiar de lugar. Es porque en ese momento desaparecían los presos de las cárceles. A muchos los echaron al mar desde helicópteros de las Fuerzas Armadas.  Al compañero de Edith lo desaparecieron. Nunca más nadie volvió a saber de él. Desapareció sin saber que había dejado una semilla; Edith estaba embarazada. Pero ni Edith sabía. Se vino a enterar en la cárcel. Y cuando esto es que también pasaba que le quitaban los niños a los opositores presos o desaparecidos y los daban en adopción a otras familias. Por eso la madre de Edith si por ella fuera posible se quedaba en la cárcel con ella. Cuando Natalia nació, su abuelita no descansó hasta que se la entregaron. Pero 4 meses alcanzó a estar Natalia con su madre en la celda.

Edith logró salir de la cárcel por una especie de trato que hizo Suécia, que en ese tiempo recibió muchos exiliados argentinos. Se fué pues para Estocolmo a vivir como exiliada con su Natalia. Y allá conoce a otro exiliado argentino, el padre de Mariana.

Mariana y su familia no fueron los únicos argentinos que conocí.  Es difícil conseguir estadísticas de Argentinos que hayan llegado durante la dictadura a Suécia, por su condición de refugiados políticos, pero son menos que los chilenos (que fueron alrededor de 15000) y más que los colombianos hoy (que somos alrededor de 8000).

Con Mariana aún conservo amistad. Fué mucho lo que nos divertimos descubriendo a Suécia. Las salidas los viernes a bailar, ella siempre me ganaba en aguante, podía facilmente quedarse en la pista hasta las 5 de la mañana y entrar a trabajar a las 7.00 a.m otra vez. Cuando iba a su Tucumán – la región de su papá, le brillaban los ojos porque por ella fuera se quedaba a vivir en Argentina.
Pero he ahí lo que ocurre con el exilio: que todo cambia.

Dice el dramaturgo, director y actor argentino Arístides Vargas en una entrevista para la Gazeta de El País de Cali, del 12 de diciembre de 2010: » [El exilio] es uno de los castigos más peversos. No lo sabía en aquel entonces [cuando llegó exiliado a Qutio, Ecuador], lo sé ahora que han pasado muchos años, porque cuando a uno le sucede el exilio es algo definitvo. Es lo mismo que en «Ulises». El Ulises que vuelve no es el mismo que se fue. El Ulises que se fue nunca más volvió, el que vuelve es otro. El que se fue se perdió para siempre. El exilio es un castigo que consiste en que estás en ningún lado. Es estar en un espacio que se sitúa entre lo que dejaste y el deseo de volver. En esa transición no existe nada, es una especialidad infernalmente utópica. El exilio equivale a la muerte y es una muerte más o menos definitiva».

Hoy recibí dos buenas noticias: primero que condenaron a cadena perpetua a Jorge Rafael Videla. Aquél dictador argentino culpable de las desapariciones, torturas, asesinatos y exilios de miles de argentinos (30000 desaparecidos). Es buena noticia por todos aquellos argentinos amables con los cuales compartí en Suécia, y claro por Edith y por ende Natalia y Mariana. Y la otra es que mi amiga Lejla me escribió hoy un correo muy emocionada diciéndome que regresa a Sarajevo. Después de 18 años exiliada en Suécia (llegó a Suécia de 10 años de edad con sus padres huyendo de las bombas en Bosnia).

Lo que le respondí fué: te voy a traducir la canción Todo Cambia. Porque descubrirás que todo ha cambiado. En Sarajevo y en tu interior. Pero así como todo cambia, que tú cambies no es extraño.

PD: La canción Todo Cambia fué escrita por Julio Numhauser; músico, compositor y cantante chileno durante su exilio en Suécia, de la dictadura chilena. Parece que en Suécia nos inspiramos…

Llamo a mis hermanos

Publicado: 21 diciembre 2010 en Migración, Suécia

Taimour Abdulwahab. Así se llamaba el muchacho que se explotó con una bomba en el centro de Estocolmo el pasado sábado 11 de diciembre. Según las noticias, Taimour llevaba tres bombas alrededor de su cuerpo y su intención era alcanzar a llegar hasta la calle Drottningatan, una calle peatonal que atraviesa el centro de la ciudad. Pero sólo un poco antes de llegar se le explotó una de las bombas y murió. Sin que hubieran más víctimas. Si hubiera alcanzado a llegar a Drottningatan se hubiera llevado consigo a muchísima gente, pues ese es el centro de compras por excelencia y mucha gente estaba haciendo sus compras de navidad.
Abdulwahab tenía apenas 28 años. Había llegado a Suécia con 10 años de edad en 1992, al parecer de Iraq. Después de terminar el colegio se había ido a Londres a estudiar y se convirtió en fisioterapeuta. Allá se casó y tuvo tres hijos.

Todos estos días los suecos se la han pasado analizando el hecho. Abdulwahad les había enviado un correo de mail a los periódicos más importantes diciéndoles que: «por las carícaturas de Lars Vilks (… una caricatura de Mahoma en forma de perro…). Así como nuestros hermanos, hermanas e hijos mueren en Afhanistán, así van a morir sus hermanos, hermanas e hijos» – es de aclarar que Suécia tiene tropas militares en Afghanistán bajo el comando de la OTAN. Aunque supuestamente los suecos son «neutrales». Pues bién, el miedo se extiende cada vez más en Suécia. Ahora se habla de que Suécia está entrando en el radar del «terrorismo».

Lo que es verdaderamente patético de este modo de pensar es que no hace mucho, en octubre, un tipo sueco andaba disparándole a inmigrantes en la ciudad de Malmö, al sur de Suécia. Este hombre, que hoy lo llaman de «hombre loco», les disparaba a gente que no fuera rubia, que tuvieran cabello negro, ojos negros, piel oscura. Sin más ni más! Pero eso parece que no entra en la definición de «terrorismo». Un poco antes, en las elecciones de septiembre, el partido heredero de los Nazis, llamado hoy «Demócratas Suecos», entró al parlamento. Este partido tiene una retórica fuertemente racista y nazista. Sólo que hoy por hoy los principales afectados no son los judíos, sino los musulmanes (y claro, también todos los inmigrantes, obviamente latinos incluidos). Ellos infunden miedo con su modo de hablar y pensar, sus propuestas, pero no se habla de este miedo que están provocando entre los inmigrantes.

En una columna muy buena, un periodista sueco se preguntaba: «Es acaso que la idea de un terrorista se está voviendo un concepto étnico?» Si lo que hacía «el hombre loco» no era inferir temor, terror y miedo, qué era? Sólo porque estaba haciéndolo contra una parte de la población, la no rubia? Sus motivos son igual altamente políticos. Son racistas. El racismo puede convertirse en política, como lo hizo Hitler, como lo hacen hoy los partidos de extrema derecha en Europa y que ya tienen votaciones bastante altas en Holanda, Austria, Dinamarca, Noruega, en Francia van en camino – y de todas formas Sarkozy nos es pera en dulce en esta materia. El terror se había apoderado ya de Europa y Suécia antes de que pasara esta bomba suicida.

Hace unas noches atrás me quedé viendo un noticiero sueco, donde uno de los reporteros estaba en Istanbúl (Turquía). El reportero es de ascendencia árabe. El le cuenta al estudio que aunque en Bagdad ocurren este tipo de acontecimientos todos los días, bombas que explotan y matan a civiles, la bomba en Estocolmo se convirtió en toda una noticia. Aunque sólo el sucida hubiera resultado muerto.

Es triste. Cuánto vale una vida en Bagdad? Los suecos creían que ellos podían participar de una guerra en Afghanistán sin sufrir consecuencias en su casa. No defiendo al suicida, que por demás realizó un acto de terror. Pero es cínico de países como Suécia, pensar que pueden ir guerrear en un país ajeno sin que ese «enemigo» tome retaliaciones. Y lo peor es el consenso que parece hacerse de qué es terrorismo o quienes son terroristas. Es un poco parecida a la lógica que tenemos en nuestro país. Terroristas pueden solamente ser los guerrilleros – hasta a los paras se les trata con más respeto. Pero el ejército nó. Actos como los «falsos positivos» y las colaboraciones del ejército con los paramilitares para bombardear y sacar a poblaciones de sus territorios, son también terrorismo. No importando que la institución sea legal. Tenemos que recuperar el lenguaje. Tenemos que recuperar lo que significa terrorismo – acto de infundir terror – y aplicarlo también para aquellos que dicen que nos «protegen» con su barbarie. En realidad si nos quisieran «proteger«, actuarían de forma distinta. No provocando más violencia y más retaliaciones.

Hace unos días me llegó un correo de una amiga musulmana con esta carta de un escritor sueco (de madre sueca y padre de Tunisia); Hassen Khemiri. El escribió esta carta, leída por él mismo en la radio sueca: (La traduje a modo de reflexión)

«Llamo a mis panas y les digo: Pasó una cosa tan horrible ayer. Escucharon? Un hombre, un carro, dos explosiones, en el centro de la ciudad.
Llamo a mis panas y les digo: Nadie murió. O, bueno, uno murió. El murió. El, que no era nuestro pana. Pero claro. Algunos van a intentar conectarlo con nosotros. Su nombre, su origen, su color de pelo. Suficientemente parecido (o para nada parecido).

Llamo a mis hermanos y les digo: Cuidado! Mantengan un bajo perfil algunos días. Tranquen la puerta. Bajen las cortinas. Si tienen que salir: dejen la bufanda palestina en casa. No carguen ningún maletín sospechoso. Suban el volumen en los audífonos para que no escuchen los comentarios. Cierren los ojos para no ver las miradas de las personas. Susurren en el metro, no se rían muy alto en los cines. Pasen desapercibidos, háganse invisibles, conviertánse como en gas. No llamen la atención de absolutamente nadie.

Llamo a mis hermanos y les digo: Olvidense de todo lo que les dije. A la mierda con el silencio. A la mierda con hacerse invisibles. Salgan al centro vestidos únicamente con luces de árbol de navidad. Pónganse enterizos de colores forescentes, faldas de paja anaranjadas. Toquen marimbas. Hagan estallar los megáfonos. Ocupen barrios, tómense los centros comerciales. Háganse notar al máximo hasta que entiendan que hay fuerzas en oposición. Háganse tatuajes de ”PK for life” en letras góticas negras en el estómago. Defiendan el derecho de los idiotas a ser idiotas hasta que pierdan la voz. Hasta la muerte. Hasta que eniendan que nosotros no somos los que ellos creen que somos.

Llamo a mis hermanos y les digo: Y a propósito. Cuáles ”ellos”? No hay ningún ”ellos”. Lo que hay es extremistas en ambos lados, que nos quieren convencer de que hay un ”ellos”. Un ”ellos” peligrosamente amenazador y homogéneo. No confén en nadie que hable de ”ellos”. Todos los que hablan de ”ellos” son idiotas. Especialmente los que aseguran que estamos en guerra. No hay guerra, me escuchan? No hay guerra.

Llamo a mis panas y les digo: Ok. Tenemos una guerra. Tenemos varias guerras. Pero nó una guerra de la forma en que ellos piensan. La guerra es por nuestros cerebros. La guerra se trata de nuestro miedo. Y cuando el miedo nos coje, los aviones se convierten en misiles y las maletas en bombas. Los celulares se vuelven detonadores, la comida de bebé en masa de explosivos. Todo líquido es potencialmente explosivo. Todos los hombres barbudos llevan potencialmente una bomba. Y cuando el miedo nos coje empezamos a tenerle miedo al futuro y desear volver al pasado. Empezamos a desear poder retroceder el relój, todo era mejor antes, cuando los hombres eran hombres y las mujeres mujeres y nadie era homesexual. Cuando teníamos fax en vez de internet y palos justicieros en vez de sistema judicial. Con gestos nostálgicos recordamos las torticas de crema, rodilleras de bolitas, los pueblos y el castigo de garrote. Todo era mucho más sencillo antes. Cuando el límite era claro y el enemigo tenía un sólo rostro (y únicamente UN rostro). Pero todos no tienen miedo. Nosotros no nos dejamos meter miedo, nosotros vamos con la cabeza en alto andando hacia un futuro donde los límites se diluyen, conscientes de que ningún relój podrá ser echado para atrás. No tenemos miedo. No tenemos miedo.

Llamo a mis panas y les susurro: Ok. Reconozco. Tengo miedo. Tengo supermiedo. Tengo miedo de que hombres que les disparan a padres de familia a través de las ventanas son descritos como locos sueltos y nó como una parte de una red más grande de grupos de extrema derecha. Tengo miedo de que nadie recuerda a los rasistas que prenden fuego a los apartamentos de familias antirasistas en Högdalen. Tengo miedo de los nazistas en Salem y los islamistas en la Calle Drottningatan y de los fascistas en nuestro parlamento. Pero sobre todo tengo miedo de que la historia parece repetirse, de que nunca aprendamos, de que todo apunta a que nuestra cobardía y nuestro miedo por lo dizque diferente está tan profundamente arraigada que no podremos nunca derrotarla.

Llamo a mis hermanos y les digo: Pasó una cosa tan terrible esta noche. Me subí al metro y ví un individuo muy sospechoso. El tenía pelo negro y una mochila más grande de lo normal y su rostro estaba cubierto por una bufanda palestina.

Llamo a mis hermanos y les digo: tomó una fracción de segundo antes de darme cuenta que era mi propio reflejo en el vidrio».

Estocolmo

Migración. Migrantes. Inmigración. Emigración. Gente que se mueve a través de las fronteras nacionales por uno u otro motivo.  Yo tengo el privilegio de saber qué se siente. Digo el privilegio, porque la experiencia de ser un foráneo en territorio extranjero es incomprable. Es enriquecedora de más de una forma y le inyecta al migrante una fortaleza que nunca nadie la podrá adquirir por otras vías. Después de ser inmigrante en territorio extraño y hostil, sos capaz de hacer cualquier cosa. Porque tenés la capacidad de aguante. La berraquera necesaria para cualquier cosa que se venga en el camino. Cualquiera.  La experiencia de sentirse extranjero es dura, no importando los motivos por los que se salió del país. Sea por estudios, por amor, por trabajo, es duro. No se tiene la misma comida, el mismo ambiente, no se tienen las amistades de siempre, ni el conocimiento cultural del nuevo entorno y muchas veces ni el mismo idioma. Pero la migración es todavía más dura cuando se hace porque se necesita, no porque se quiere. Y aún más cuando se tiene. El refugiado político sufre enormemente, porque además de que no pretendía salir, le toca por su convicción política. Es tenáz y duro.

Ahora no voy a comparar sufrimientos. Porque cada sufrimiento es distinto y se vive diferente. Las circunstancias son también distintas y es más o menos horrible dependiendo de a dónde se viajó. El cómo, el porqué, el camino para llegar, el lugar a donde llegó o se pretendía llegar.

El viernes y sábado pasados tuvo lugar en México DF la conferencia de «“Acción Global de los Pueblos sobre Migración, Desarrollo y Derechos Humanos (AGP)”. En el parque de la Alameda en el DF se hicieron presentes músicos que animaron el pequeño mercado que los inmigrantes de Ecuador, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Uruguay etc, montaron en el parque. Esto fué lo que los mexicanos y turistas desprevenidos captaron de la conferencia.  Amnistía Internacional se esforzó un poco extra para informar lo que se discutía en los salones mientras los demás compraban telas de Ecuador, aretes de Colombia o comida de Uruguay. La organización puso afiches con fotos de migrantes sobre un tren, escalando mallas, llorando y textos que ilustaban a los mexicanos que el camino a través de México para llegar a Estados Unidos, es uno de los más peligrosos en el mundo para las personas migrantes.

México. Un país de emigrantes. Creo que deben haber más «Mexican American» que por ejemplo cubanos, o puertorriqueños o hasta ecuatorianos (que son sólo 11 millones). Es también un país de paso obligado para muchos en su camino al gran «sueño americano». Y en México, la vida de los «ilegales» es un calvario. 6 de cada 10 mujeres son violadas. Las mujeres hasta se preparan para las violaciones que vendrán inyectándose preservativos para «por lo menos no quedar embarazada», como decía una mujer salvadoreña. Además corren riesgos fatales como: caerse del tren y ser mutilados por el mismo o ser secuestrados por bandas de criminales mexicanas y centroamericanas que operan en México. Estas bandas van detrás de sobornar a las familias de estos migrantes en Estados Unidos para que paguen cuantiosas sumas de dinero por ellos. Pero el que no tenga familia allá? El que no pueda pagar el rescate? Bueno simplemente lo matan, lo cortan en pedazos o se inventan otra forma de desaparecer el cuerpo al mejor estilo de nuestros paramilitares criollos, penosamente colombianos ( de quién habrán sacado la idea en realidad?). Lo peor de todo es que la gente se expone a estos riesgos porque en su país no pueden vivir dignamente. Salvador, Honduras, Guatemala, son países expulsadores de gente que vive en la miseria y que aún cree que llegando a Estados Unidos podrán ayudar a sus familias. A sus hijos. De lo que hablamos es de una migración forzada. No voluntaria. Forzada por las circunstancias económicas. Porque quién se arriesga a todos estos peligros por voluntad propia si no es para alcanzar una vida digna? Antes de morirse de hambre sin luchar, prefieren hacerlo dando un paso hacia adelante.

Tuve la posibilidad de estar el viernes en un pre-lanzamiento de los cortos del documental «Los Invisibles» dirigido por Marc Silver y Gael García Bernal en el Museo de la Memoria y la Tolerancia, muy cerquita de la Alameda. El documental saldría hoy lunes en youtube y nos pidieron muy comedidamente no decir nada hasta que saliera. Fue fuerte! Me esperaba algo como lo que viví en el Ecuador; racismo contra los negros, prejuicios contra los no-ecuatorianos, difícil de conseguir trabajo aún cuando se tengan todos los diplomas. Pero lo que ví en los documentales iba más allá: asesinatos, masacres, secuestros de inmigrantes, violaciones sistemáticas, mutilaciones por los trenes. Y todo con complacencia o directa responsabilidad de la policía federal y las autoridades migratorias mexicanas.

Pero casi siempre hay una luna o una estrella en la noche. Y esta vez una de las estrellas más resplandecientes, yo diría que una luna llena grandota y hermosa en este panorama es el padre Alejandro Solalinde. «Uno de esos padres que hace que uno aún se siga llamando católico sin tanta pena» como dijo un asistente a la discusión de los cortos, un mexicano inmigrante en Houston, «que llamamos Houstontepec para que no nos suene tan triste» agregó.

Alejandro Solalinde viene trabajando con migrantes un buen tiempo y en Ciudad Ixtepec dirige un albergue de migrantes el cual la delincuencia organizada trató de quemar hace poco con migrantes y el padre dentro! Además recibe constantes amenazas de estos grupos oscuros que actúan con complicidad de los funcionarios corruptos de México.

El padre Solalinde habla pausado. No usa más oraciones de las que necesita. Habla lo justo y necesario. Contundentemente. De ésta forma nos empieza diciendo: «Todo son visiones. Yo tengo la mía. En la primera escena de este documental vemos a un grupo de migrantes fumando en la iglesia. Los más católicos dirán que es grotesco, que cómo pueden fumar en la casa de Dios?. Yo veo que lo más sagrado que hay en esa iglesia son los migrantes. Son ellos los que son la mera imagen de Dios». Dice y arranca aplausos de la audiencia. Y no para. Continúa: » Estos migrantes son altamente subversivos. Subvierten el sistema internacional. Son ellos los que se rebelan contra el sistema económico de hoy. Son nuestros nuevos libertadores, a propósito del bicentenario. Ellos son los que con sus actos se rebelan contra el sistema económico neoliberal que ya está mandado a recoger, pues no permite que la gente pueda vivir con dignidad en sus países. Sino que tengan que arriesgar la vida, para salvar la vida misma». Dijo, y yo lloro un poquito. No puedo retener las lágrimas de pensar en tanta gente que he visto como migrantes en Europa, en Ecuador, en Brasil y que ahora veo a través de los ojos de este padre en México. Además lloro un poquito por las tendencias xenofóbicas en Estados Unidos y Europa, será lo que encontrarán los que a pesar de todo lograrán hacer el viaje. Aquel que se les convirtió en un sueño, una meta, una esperanza. «Y aunque muchos digan que en Estados Unidos no podrán realizar ese sueño, la esperanza es válida» dijo el padre. Es válida para los migrantes.

El padre termina diciendo que aunque salgan las leyes xenofóbicas como en Arizona, los migrantes continuarán moviéndose. En estos días llegaron 700 migrantes a Ciudad Ixtepec. «Obama pasará, Calderón pasará. Pero los inmigrantes continuarán pasando, la migración no pasará». Por tanto la exigencia a Calderón: Haz que las leyes de migración les respeten a los migrantes que pasen por tu país sus derechos humanos! Para que de esa forma podás pedirlos con la cabeza en alto para tus mexicanos en Estados Unidos!

 

Víctimas Invisibles

 

 

Afiches de Amnistía Internacional

 

 

Migrantes sobre el tren cruzando la frontera a México

 

 

Muestra del documental

 

 

El padre Solalinde

 

 

Foto de una foto - corriendo al tren para emigrar

 

Qué nacionalidad tienes?

Publicado: 5 junio 2010 en Ecuador, Migración

Esa fué la pregunta que me hizo la muchacha que atendía la tienda de maletas Maletec, en el norte de Quito, cuando entré a pedir trabajo.

En los 4 meses que he estado en Ecuador he estado observando al país que recibe la mayor cantidad de refugiados de América Latina. Y eso se lo debe a ser vecino con Colombia, la mayor expulsadora de gente que necesita refugio en otro país en este continente.  El 98% de los refugiados en Ecuador son colombianos. Siendo hoy cerca de 46000 con asilo, 50000 esperando definición en su caso y otros miles viviendo aquí de forma ilegal, a ellos es difícil contarlos. La frontera continúa siendo bastante abierta, a pesar de que Ecuador le pide ahora a los colombianos el pasado judicial como requisito para entrar.

Si bién es cierto que el Ecuador ha sido un país generoso con sobre todo los colombianos, creando programas para que se registren y obtengan papeles. La vida en Ecuador no es fácil, ni para colombianos, ni para cubanos, ni para peruanos, ni para africanos y mucho menos para afrocolombianos, afrocubanos, y si… africanos otra vez.

En muchos trabajos lo reciben a uno con un: «aquí sólo contratamos ecuatorianos».  En muchos casos, uno entra a un lugar con un anuncio de trabajo y la respuesta es: «ya contratamos a alguien, se nos olvidó quitar el letrero». El acento te delata. Me fuí a hacer el experimento un fin de semana a buscar los trabajos que están abiertos para los inmigrantes: camareros, meseros, atendiendo en tiendas. En Maletec había un letrero: «Se necesita chica para atender la tienda».  Al entrar dos muchachas que trabajaban ahí me atendieron y me preguntaron directamente por mi nacionalidad cuando pedí el trabajo. Les pregunto porqué y les digo que estoy legal aquí. Me dice una de ellas: «La dueña sólo contrata ecuatorianas». Porqué? – No saben responder. Les digo que es ilegal según la constitución ecuatoriana que prohibe la discriminación, que puedo demandar a la dueña. Se alzan de hombros. Y salgo de esa tienda con un nudo en la garganta. No necesito el trabajo. Todo fue un experimento, pero eso no lo saben ellas. Es la primera vez que en la cara me dicen que ni me consideran para un trabajo por colombiana. Y ocurre en el Ecuador.

Al siguiente día aparecen dos casos en la televisión que tienen indignado al Ecuador: 1.- Los restos de un muchacho ecuatoriano llegaron esta semana para ser enterrados en su tierra natal, después de haber fallecido al caerse del ensamblaje donde estaba montado limpiando vidrios en un rascacielos de Nueva York. Se está investigando bajo qué medidas de seguridad estaba trabajando. Se fué de Ecuador para ayudarles a sus padres humildes a construir una casa propia. 2.- Un ecuatoriano salió de un coma después de que recibió una paliza por unos afroamericanos en Nueva York.

Las discusiones sobre el racismo contra los latinos en Estados Unidos y la preoucupación por las leyes en Arizona tienen a los ecuatorianos pensando en sus seres queridos afuera. Mientras tanto aquí, las oportunidades son negadas con base en la nacionalidad. Y el racismo generalizado contra los negros, por más que hablen español, no parece ser algo que se quiera discutir.

 

La tienda de maletas Maletec, en el norte de Quito

 

El otoño

Publicado: 6 noviembre 2009 en Cotidianas, Migración, Suécia

Yo llegué a Suécia en otoño. Un 8 de octubre a media noche. El día siguiente ví los árboles amarillos, rojos, anaranjados por primera vez en mi vida. Que espectáculo de color! Casi se me olvidaba el frío por concentrarme en la belleza de los colores, en las hojas en el suelo y en los árboles.  Lo recuerdo como si fuera ayer. Después inevitablemente el frío se hizo sentir, puesto que mi ropa de invierno en ese primer día, era lo que yo usaba cuando iba de vacaciones a Bogotá, que para mí como caleña, era lo más frío que podía existir, quizás igualada por Silvia, Cauca.  Figuró comprar chaqueta.

Sobre esto estuve hablando ayer con Lejla, una amiga de Bosnia, quién a diferencia de mí estaba acostumbrada a las estaciones y llegó a Suécia cuando el otoño ya pasaba a invierno, huyendo con su madre de la guerra en Bosnia, sin nada más que la ropa que tenía puesta. Ella tenía 10 años cuando llegó a inicios de los 90, yo 16 en 1996. A ella también le tocó comprar chaqueta. «Mi mamá me compró la mía en el campo de refugiados, en un almacén de segunda donde los suecos iban y dejaban la ropa que ya no se ponían» me contó. «Ah, que coincidencia, a mi también me tocó comprarla en un lugar de segunda mano, en el lugar de recepción de refugiados», le dije y le expliqué que yo había escogido no una chaqueta sino un abrigo, largo y ajustado a la cintura. Si iba a comprar algo de segunda, por lo menos debía ser decente. «Bueno, yo también hice lo mismo, yo escogí un abrigo abajo de la rodilla, y el paso siguiente fue que le dije a mi mamá que me comprara unas botas a la rodilla, de segunda también obviamente» me respondió ella y me dijo:» Es que yo ya sentía a esa edad que yo era adulta. Después de cruzar toda Europa con mi mamá y escapar de las bombas, yo ya no me sentía una niña, y quería verme como adulta».

Sentadas en un café en la isla sur de Estocolmo anoche recordábamos juntas ese primer otoño mientras las hojas de este otoño ya se cayeron y la naturaleza empieza a dar paso al invierno. «Qué haces mañana?» le pregunto, «viajo a Moldavia de trabajo, solo por el fin de semana». «Qué haces tú» me pregunta. «Tengo que traducir unos documentos y escribir. Y después se prepara una marcha contra Uribe» – «Yo iría contigo, si no tuviera que viajar. Me avisas para la próxima».

 

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El otoño. Hasta hace una semana la naturaleza estaba así. Hoy los árboles ya están sin hojas. Todo cambia. Foto: Joanna Castro