Hace una semana llegué de una visita al Chocó, uno de los departamentos más pobres del país. Estuve visitando unos amigos que viven y trabajan en Quibdó, y casi el último día tuve la posibilidad de conocer a algunas de las personas que trabajan con la Diócesis de Quibdó que viene haciendo un acompañamiento a las víctimas del conflicto, entre otros los sobrevivientes y desplazados de Bojayá.
Una de las cosas que me contaron en la Diócesis que el ejército hace bloqueos de comida, de tal forma que la gente solo puede transportar 50 000 pesos en mercado semanal, lo cuál es muy poco para muchas familias. Esto se hace para evitar que se le lleve alimentos a la comida, pero el resultado va siendo que muchos niños mueren de hambre. Allá el conflicto no dá tregua… así los que vivan en Medellín o Bogotá se empeñen en decir otra cosa.
Lo otro es que la carretera entre Quibdó y Tutunendo, que también es un tramo de la carretera Quibdó- Medellín, es horrorsa! Los huecos son estilo piscina, grandes de lado a lado y lo cuál hace difícil el paso de transportes.
Después cuándo uno lee sobre Patrocinio Sánchez, actual gobernador del Chocó y ex-alcalde de Quibdó, pésimo manejador de los recursos públicos, pues ya le dá a uno indicios de adónde vá la plata. Definitivamente necesitamos un cambio rotundo de gobernantes, pues nuestra pobreza no se debe a que seamos perezosos, sino a la corrupción tan tenaz y un modelo económico que premia el enrequicimiento individual a costa de la mayoría.
Carretera Quibdó-Tutunendo. Foto: Joanna Castro
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