La Tertulia

Publicado: 22 agosto 2011 en Antropología, Culturales

Una de las cosas para hacer un domingo en Cali, recomendado es ir a la cinemateca La Tertulia, en el barrio el Peñón, al lado del río Cali. Todos los domingos a las 4:00 pm presentan una película de cinearte que con seguridad no va a hallar en un cine comercial. Y a sólo 5000 pesos la boleta. Hace 15 días fuí a ver «Soul Kitchen», una película alemana divertida que trataba el tema de la realización de los sueños, de los proyectos de vida. Dos hermanos griegos en Hamburgo con distintas vidas y perspectivas se encuentran sacando adelante un restaurante, contra viento y marea.

Hoy la película fué de otro estilo. «Terras» es una producción brasilera dirigida por Maya Da-Rin. Es un documental desde la frontera triple de Perú, Colombia y Brasil, filmada mayoritariamente en Leticia y Tabatinga. Una perspectiva local sobre el concepto de «frontera». «La frontera nos hace menos libres a unos», cuenta un taxista en Leticia que además advierte que casi el 50% de la población de Leticia no es de ahí, sinó son paisas o costeños. Una indígena Ticuna cuenta en español enredado con portugués la historia de un indígena Makuna que al llegar a la frontera con Brasil y querer pasar para ver a sus familiares le preguntaron que él «qué era?, peruano, colombiano, ecuatoriano, qué?». A lo cual él contestó: «Soy Makuna». Los agentes de policía se molestaron e insistieron en la nacionalidad y en sus papeles! El indígena Makuna, que además les informó que era médico indígena, no le fué permitido pasar a Brasil a visitar a sus parientes.

Las fronteras son un tema que siempre han llamado la atención de los antropólogos. Ellas son normalmente imaginarias, creadas en nuestro mundo cultural y hablan de nuestra visión del mundo. Pero no por ser imaginarias dejan de ser altamente reales con consecuencias muy concretas para nosotros. Para el ser humano es esencial crear orden en un mundo caótico. Creamos fronteras entre nosotros mismos para demarcar aquellos que pertenecen a «nuestro» grupo y aquellos que nó. Una anécdota de un antropólogo inglés que estudiaba la subcultura del punk en Londrés, y por lo tanto convivió con los punk, se vistió como ellos, aprendió a hablar como ellos y comprender que «ellos» se sentían «fuera» de la sociedad en general que quería que «ellos» fueran de «cierta» forma. La mainstream, la común y corriente, vistiendo y actuando como los «demás». Al llegar un día a una fiesta punk vestido de frack fué no obstante pedido abandonar el lugar porque ahí no se debía entrar con frack. Las reglas creadas por los punk para demarcar una frontera con la sociedad de los «comunes y corrientes» no permitían tampoco mucha libertad para ser diferente. Justamente de lo que se quejaban!  «La frontera nos hace menos libres a unos», como decía el taxista en Leticia.

Las fronteras entre países son también imaginarias. Como dice la indígena Ticuna: «para nosotros el Dios es la tierra, el sol, el aire. Así que dividir la tierra, en esta tierra es tuya y esta es mía, no se puede. Usted divide su brazo? Usted divide su pierna? Usted divide su madre y dice: esto pa’ tí y esto pa’mí?».

En esta zona amazónica las fronteras no sólo son limítrofes de países, ahí conviven muchas otras: la frontera entre el indígena y su cultura y el «blanco» o colonizado y la suya. «Nos estamos norteamericanizando» – dice un taxista. La frontera de la economía legal y la ilegal. Las creencias milenarias y las nuevas. El asfalto y la selva. El real y el peso. El español y el portugués. Todo en un mar de selva con líneas imaginarias e historias para ser contadas a través de las fronteras. Pero las fronteras no se quedan quietas. Los productos y la gente viajan entre los países, la gente se casa y se reproduce derribando las barreras étnicas y de nacionalidad. Todo fluctúa por los rios que atraviesan esta triple frontera. Creando quizás nuevas? O borrando las viejas?

Al salir de La Tertulia coincidencialmente se escuchaba el son de un berimbao, el instrumento rey de la capoeira y un portugués que rezaba: «não sei o que fazer, para viver nesse mundo, se andar limpo é malandro, se andar sujo é imundo».  Un pedacito de cultura e historia negra y brasilera que ha traspasado muchas fronteras y ha puesto a cantar en portugués gente que no habla ni una palabra del idioma normalmente.

El salón de la cinemateca La Tertulia

Capoeira afuera de La Tertulia

Capoeira en La Tertulia

comentarios
  1. jose luis Cardona Tabares dice:

    tienes mucha razón… los limites muchas veces son solo imaginarios, y una roda de capoeria es capaz de congregar personas de todas las edades, de diferentes sectores sociales, de diferentes barrios, ciudades o países, es en este momento donde nos reunimos a cantar, a jugar y a vivir por medio de una expresión cultural creada a partir del mestizaje… allí el idioma realmente no es lo trascendental, si somos brasileros o colombianos, es el sentimiento que nos une y el deseo de libertad. Esto no tienes limites ni fronteras. GRACIAS

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