Tren a Buga – Sábado en el Valle

Publicado: 24 abril 2011 en Antropología, Cotidianas

Sábado en Buga. Lo interesante que es viajar en el Valle! Además de los paisajes, sobre todo por la forma de pensar del vallecaucano. Es todo un reto antropológico entender la forma de pensar de la gente en el Valle y sería muy interesante indagar en porqué esa forma de pensar, ese «mundo cultural» de la gente de aquí. En gran parte no es que «nazcamos» con ello, yo le apuntaría a mirar factores sociales.

Veamos:

En la entrada anterior ya empezaba a preguntarme [y hacer un crítica] sobre la falta de información turística de lo que hay para hacer en la región y además la forma en que se entregaba la información (en los peajes durante la semana santa y no antes, como para planear). Falta de visión? Simple y llana pereza de buscar varios canales y actualizar la página de internet? Y quizás se piensa que el «turista» siempre tiene carro particular?

Opté por El Tren Turístico que para sorpresa mía es del departamento y no privado. La página del Tren no es muy informativa así que llamé.

– «Es mejor que venga hoy y compre los tiquetes porque mañana puede que no haya. Yo la espero hasta las 6.00 pm». – me dice la persona que me contesta el teléfono.
Me voy directo ayer viernes santo antes de que me cierren la «taquilla» en la oficina del ferrocarril en frente al Seguro Social. Edificio antiguo y cerrado. Pero detrás de una puerta enrejada logro ver un guarda (forma de pensar en «seguridad»?).
-«Señor, vengo a comprar unos tiquetes para el Tren Turístico.»- le digo al vigilante que procede a irse detrás de un escritorio para abrir con un botón la puerta. «Arriba en el segundo piso» – me dice.
Subo las gradas en este edificio que ya lleva varios años a cuestas y justo por eso es bello, como retrocederse a los años 50. Pero todo está oscuro, como en una película de terror. Veo una puerta y un timbre con el letrero «Para el Tren Turístico oprima el timbre». Lo hago, se demora un minuto y después escucho los tacones de una mujer. Me abre una mujer muy amable con una sonrisa. «La estaba esperando!» me dice. Compro dos tiquetes de tren. Pero para comprarlos la mujer me lleva a su oficina, me pregunta todos mis datos personales, apunta mi cédula y número de celular en el tiquete y por detrás los números de las sillas: Coche B, silla 37-38. (Porqué se necesitan todos esos datos? Pienso, mientras me acuerdo que nunca jamás había necesitado dar esos datos para un tiquete en tren. Sólo para un avión! Y de repeso me devuelve el tiquete con todos mis datos anotados por ella, osea que no era ni para la organización del tren que apuntaba esto! sino para mí misma… hm). Ok. No digo nada. Después pregunto sobre otros trayectos del tren y la mujer me informa que a partir de mediados de mayo quizás van a empezar a salir hacia San Cipriano. Hasta ahora las rutas son a Buga, a La Cumbre y a La Tebaida en el Quindío. Le hago la sugerencia de que actualice esa información en la página de internet y en otros canales.

Salgo con la sensación de que todo hubiera sido más sencillo si comprar un tiquete en el tren se pudiera hacer en una taquilla más cercana a la calle, más accequible, y sin que la persona que lo vende tenga que escribir a mano todos los datos del pasajero.

Cojo un taxi. El taxista, como buen taxista, parece haberse levantado con el pié izquierdo, conduce endemoniado y se pasa un semáforo en rojo, a lo cual le digo que mejor me deje bajar porque no voy a pagarle para que me mate. Tengo que coger un tren por primera vez en Colombia al otro día! No faltaba más morirme por un taxista el día antes!

Hoy sábado y tratando de cumplir con la recomendación de la mujer del día anterior, llego a la estación del Ferrocarril a las 6:45 (ella me recomendó a las 6:30 am, pero el tren sólo salía hasta las 7:00 a.m – así que pensé porqué tengo que estar tan temprano? – llego 15 minutos antes). Un familiar más se une. Mismo procedimiento para comprar un tiquete más: subida al edificio, timbre, tacones de mujer, entrada a una oficina, ella llena todos los requisitos míos a mano.
Pero en este procedimiento la mujer ni me informa que el tren no sale! – que nos tenemos que ir en bus a Palmira porque por causa de las inundaciones (según el chisme entre los pasajeros) la carrilera se inundó. Asumo que fué el rio Cauca. «No, me dice mi familiar, yo escuché que fué el rio Frayle».  Nos subimos al bus sin ninguna información por parte del personal del tren. Nadie se digna a explicarnos (porqué será? me quedo pensando). Pero sí se sube alguien después para «contar cabezas» y después se baja, sin ni siquiera presentarse o explicar el porqué de que el tren no salga desde Cali. (Y porqué contar cabezas? me quedo pensando. Me siento de nuevo como si yo tuviera 10 años y fuera en un paseo del colegio. Acaso no debe uno como adulto tomar responsabilidad por haberse montado al bus que lo llevaría a uno al tren para el cual compró un tiquete?).

El viaje continúa y yo prefiero no decir nada al muchacho de la silla de adelante que abre la ventana de par en par y saca la cabeza por la ventana. El viento me cae en la cara y me seca casi los ojos. Pero él va feliz. (Forma de pensar de que «YO» soy el único que importo y qué me importan los demás?)

Llegamos a Palmira. Una estación bellísima y muy antigua también, con la inscripción: «Ferrocarriles del Pacífico» y yo me sueño cómo habrá sido años atrás y pienso en lo lamentable que el tren hoy sea toda una «vuelta turística» y no algo cotidiano en la vida de los vallecaucanos. (Carteles de los buses? Desdeño por lo «antiguo» y culto a «lo moderno»? Desdeño por el ferrocarril y culto a las carreteras – que hoy están peor que nunca? – porqué dejar morir el ferrocarril cuando existen las estaciones, los trenes pueden mantenerse y comprar nuevos y se podría hacer un transporte efectivo y más ambientalmente sostenible, además de mejorar el aire? Corrupción? Carrusel de contrataciones para las carreteras? Hm…)
Vemos el tren. Viejo, pintado en colores, alguien ha hecho el esfuerzo de mantenerlo de tal forma que pueda ser usado. Pero a la carrilera casi se la quiere comer la maleza. Nos subimos al tren. De nuevo me regreso a los años 50 y quizás más atrás. Me parece lindo. Paso el vagón de las comidas (hojaldras, empanadas, pandebono, café y jugos) – el olor valluno se esparce y provoca. Encuentro mi silla, pero la tercera silla del tiquete comprado en la mañana no existe, aunque la mujer que me lo vendió tenía un plano del tren donde claramente existía la silla y ella iba chuleando las ocupadas. Nos tomamos una tercera silla y esperamos que nadie aparezca a ocuparla. Nadie aparece.

Después de un tiempo salimos con locomotora sonando y despertando a los aún no despiertos palmireños. Los niños salen de las casas para ver el tren. Veo otro lado de Palmira que no se puede ver desde la carretera. Las casas a lado y lado de la carrilera, algunas entre la maleza y la basura. El tren continúa a un vaivén muy marcado que antes no había sentido en ningún tren. la velocidad no es mucha. Yo me recuesto y quiero disfrutar del viaje. Me tomo un tinto. Converso. Tomo fotos del paisaje. Pero después viene la papayera que estratégicamente se ubica detrás de mi asiento. El clarinete y el tambor casi me rompen un tímpano, pero de una me acomodo a la nueva situación. Mi pregunta es qué será del bebé de dos meses del vecino de al lado que estaba plácidamente dormida? Pobre la bebé y sus oídos! Yo trato de concentrarme en las letras de las canciones interpretadas por la papayera, que además entre canción y canción nos pregunta dónde están las mujeres, los hombres, los niños, a lo cual cada grupo grita. De nuevo me siento como si fuera de 10 años en un paseo escolar. Al salir la papayera vuelvo a conversar con mi compañía y a admirar el paisaje. No sin antes decirle que nó, a un señor que me quería tomar una foto para después vendérmela. «No señor, gracias, yo tengo cámara». «Se la tomo de todas formas» me responde, y yo me pregunto si estoy hablando en chino o si el problema es que no tengo ni voz ni voto en el asunto. «No señor, gracias, pero nó, porque no la voy a comprar» insisto, esperando que el problema sea el primero y no lo segundo. Para lo cual el señor vuelve a insistir y alista su cámara. «Que esté bién señor», le digo y me volteo, tratando de hacerle entender que yo efectivamente sí tengo voz y voto en lo de la foto de mi persona (debe ser muy tenáz vivir de tomarle fotos a los turistas. Pienso. Sobre todo cuando no quieren dejarse tomar fotos, pero será buen argumento decir: «se la tomo de todas formas?» – hm!).

Buga. La entrada a Buga es linda. La Basílica que no veía hace varios años es lo casi que primero que se vé. Son casi las 10.00 am. La estación es sencilla y antigua. Rápidamente nos ubicamos para ir por el camino principal que lleva a la Basílica. Vemos una información turística. Me acerco. Dos muchachas muy jóvenes, casi niñas están en el mostrador conversando con un par de policías. «Disculpe, tiene un mapa de Buga?» le pregunto a una de ellas. Tanto ellas como los policías me miran como si yo acabara de llegar de Marte haciendo la pregunta más rara que hayan escuchado en su vida. «No» – me contesta la niña. «Y algún folleto con información de lo que hay que ver en Buga?» – «No, tampoco. Allá al frente está la Basílica» – me dice. Y yo pienso que yo perfectamente veo la Basílica, que de hecho fué casi lo primero que ví desde el tren. Los policías no dicen nada. Siento la mirada de los cuatro cuando me alejo del puesto. (Será una pregunta muy rara pedir un mapa de la ciudad o les dañé el coqueteo en plenas horas laborales? Pienso.)

Más adelante, otro punto de «Información Turística». Esta vez está un policía allí. «Señor, tiene un mapa de Buga?»- intento de nuevo esperando que la pregunta esta vez no suene muy rara. «Tengo uno del Valle» me responde. (Hmmmm, pienso. Qué le hace pensar al señor en mi pregunta anterior, que yo necesitaría uno del Valle, y en qué me podría ayudar ese mapa para recorrer Buga?). «No señor, hoy voy  a estar en Buga y quería ver los puntos de interés» le respondo. «Espere un momento yo busco algo» me dice, para lo cual saca una carpeta grande llena de folletos. Mira uno, dos, tres, les dá vuelta, pero no parece que encuentra lo que busca. Después de un tiempo me dice: «Mejor le explico yo. Vea después de la Basílica, vaya al museo del señor de los milagros… etc» y me hace un recorrido oral mostrándome con su brazo las direcciones por donde debo ir. Debo decir que la información fué muy valiosa a falta de mapa. Ví la Basílica, el Museo del Señor de los Milagros, el Faro, el Rio Guadalajara, El Parque de las Iguanas, las calles de las artesanías y los dulces, lo único que no encontré fué la casa donde el Libertador se alojó de paso por Buga. «Lamentablemente no hay museo de la ciudad» me había informado el policía antes, respondiendo a mi pregunta sobre aquello. (Hm.. Buga, la segunda ciudad más importante del Valle, que durante un tiempo fué su capital antes que Cali, no tiene un museo que cuente sobre su historia? Al parecer el Museo sobre el Milagroso de Buga es mucho más importante… pienso. Y creerán los bugueños que esa es la única historia digna de contar sobre su ciudad?).

Después de andar y andar e informarnos sobre los milagros del Milagroso (que por cierto no son pocos, qué tal haber quebrado en tres un cuchillo utilizado en un atentado contra el sacerdote Ernesto Uribe en 1956, en plena misa? – pobre el asesino tuvo que haberse convertido en creyente fiel en el acto! – y las placas con «acción de gracias» son bastantes en el museo!) – nos dá hambre. Nos dirigimos entre el mar de restaurantes y escogemos uno que parece muy bién y promete pescado. Todos pedimos sancocho de pescado y tilapia sudada. Pero oh! nuestra sorpresa cuando la tilapa «sudada» viene frita pero cubierta de salsa! Y la ensalada no es más que lechuga vieja! – «Señor, disculpe, esta tilapia está frita. la pedimos sudada» le decimos al mesero. A lo cual responde que traerá la persona de la cocina. La mujer que se acerca nos explica que pescado sudado es frito. Que así se hace en el Pacífico! (Hm… y todas las otras veces que comí pescado sudado?, me quedo pensando). Le explico que entonces debería informar a sus clientes que sólo tiene pescado frito. La discusión no va para ningún lado, porque la mujer afirma en resumidas cuentas que todo pescado es frito, siempre se frita antes de «sudarlo» o «cocinarlo». La decepción me invade y el hambre se hace más grande, pero no de pescado frito. Quiero salir del lugar cuanto antes. Y lo hacemos. Justo para cuando pasa alguien vendiendo mazamorra. Que bién cae un plato donde uno no tenga que pelear por la forma en que lo pide! Mazamorra es mazamorra y punto!

El sol inclemente del día de hoy en Buga nos hace aligerar el paso a eso de las 15.00 para dirigirnos al terminal de buses. Regresamos en bus a Cali mirando esta vez los estragos que ha causado, no el rio Cauca, sino la CVC (Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca) y los políticos que no han cumplido con su labor ambiental de cuidar los jarillones y construir nuevos, de educar a la comunidad sobre cuidado de los cauces de los rios, de las cañerías etc. En algunos casos sólo veo los techos de las casas inundadas. (Ineptitud? Corrupción? Politiquería? Porqué no prohibir que los políticos cambien a los funcionarios públicos cada vez que llegue nueva administración política? Pienso. Declarar ilegal despedir funcionarios sólo y únicamente porque llegó un nuevo político, con ello por lo menos tendríamos continuidad y gente que quizás aprende de estar en su puesto más que 2 años, sin deberle su puesto al político de turno… pienso).

Terminal de Cali. Tomo un taxi a mi casa, rendida. El taxista maneja como el de ayer, pero esta vez pasamos por un escenario de accidente donde un bus mató un motociclista. «A mí sí me dá miedo montar en moto, oiga!» – me dice el taxista. Yo lo escucho. Prosigue: «En carro pues nó. Yo este carro se lo echo a los motociclistas, pero en moto uno no le puede echar a nadie» (Hm… le echa el carro a los motociclistas?) «Pero señor, hay que respetar al motociclista también» – le digo esperando que conecte lo que digo al accidente trágico que acabamos de ver y a lo que me dijo que le daba miedo montar moto. «Yo a esos malparidos no respeto. Les echo el carro» – me contesta. «Usted jamás podrá pagar una vida humana» – le respondo. «Eehh, a esos malparidos no respeto». Confirma.

Pago el taxi y me bajo. La lluvia comienza a caer justo cuando llego a la casa. Me acuesto en la hamaca a escuchar llover. Fué un sábado en el Valle.

comentarios
  1. peter colombia dice:

    todo lo que comentastes a mi me apasado tanvien que de sor prendido con tu comentario del paseo a buga

    • Joanna dice:

      Bueno, pues que bién que te sientas identificado… a veces es difícil sentirse como la única mosca en leche. Y eso que tendría muchas más por contar, pero el día de ayer batió récord!

  2. Josefina Martínez dice:

    Hola,

    He leído muy lentamente tu historia acerca del sábado en el Valle, con el cual me topé mientras averiguaba en internet por el tren que va a Buga desde Cali.

    Ahora no estoy tan segura de querer ir a Buga en tren y mucho menos con mi madrecita, ansiana, que a la única parte que acepta que la lleven es a Buga, donde el Sr. de los Milagros. Te imaginas?

    Muy interesante tu historia y gracias por compartirla, sería bueno poder contribuir con estos comentarios a que las cosas en el Valle mejoren, no crees? Cómo hacerlo? Alguna idea?

    Buen día.
    Fina

    • Joanna dice:

      Pues hay ideas para cambiarlo, como he escrito en el texto, no sería más fácil hacer más accequible la ventana de compra de tiquetes en la estación del ferrocarril? Porqué tantos obstáculos para llegar hasta donde uno las puede comprar? Y porqué tiene una persona que escribir a mano todos los datos de uno? Porqué mejor no se le dá un boleto y listo! Si la persona que compró el tiquete no aparece a la hora de salir el tren pues es problema de la persona. No de los que le vendieron el tiquete. Y en definidas cuenta para qué apuntar los datos?
      También de verdad que se necesitaría pensar desde la perspectiva del otro. Osea, los bugueños deberían ponerse en los zapatos de los turistas que llegan a Buga, no todo el mundo conoce el pueblo y sería mucho más chévere entregarles un mapa para que anden solitos y se ubiquen que tener que explicarles con la mano por donde se tiene que ir…

      Pero me temo que esto son decisiones tomadas por burócratas (ambos servicios son públicos, y no quiero decir que lo privado sea mejor, normalmente es peor, tras de mediocre, caro!), los jefes de los que están vendiendo los tiquetes o los que están en las taquillas de información turística. Y seguramente es idea de un jefe contratar una papayera para el tren….
      Y también es una combinación de aspectos culturales. Entre más gente pregunte, indague y cuestione más rápido cambiaremos eso que culturalmente nos molesta…

      Lleva a una anciana a Buga no es aconsejable. Mejor la llevas en carro (el tren se mueve pero si ella aguanta el viaje puede ser un buen paseo), pero en Buga el sol es inclemente y no creo que sea bueno que ella aguante todo un día hasta las 16.00 horas cuando el tren sale de Buga de regreso a Cali, Son demasiadas horas para la Basílica. Y los restaurantes son pésimos. Ya me han contado más historias sobre los restaurantes en Buga que suenan a película de terror! Mejor la llevas en carro, y se vienen cuando quieran, después de ver la Basílica. Y tratan de estar para el almuerzo en Cali. Así tampoco les coge el sol fuerte de la tarde.

      Saludos y gracias por leer.

  3. diana dice:

    por favor vivo en cali quiero viajer en tren a buga como hago???

  4. Beatriz Bedoya dice:

    Para el Centro Comercial Mayorca es motivo de complacencia, invitarlos a participar de la Feria del Turismo Mayorca por el Mundo a realizarse del 8 al 12 de Noviembre de 2012.
    Comuniquese al 3105159755 o beatriz_bedoya@une.net.co

  5. oscar dice:

    Tambn me encontre con esta historia. Bakano como cuentas tu travesia parece d un libro. Eres muy buena narradora. Tmbn kiero montar en tren pero jum en palmira como k no hay y en cali pos k volteadera para comprar un boleto. Gracias saludos !

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