A un año de haber presentado la tesis de maestría «Transnational Truth? Telling the Truth from Abroad» donde indago sobre los efectos que pueden tener la participación de las diásporas en las Comisiones de la Verdad de sus países de orígen, esta tesis va cobrando relevancia en el caso colombiano, ya que no sólo somos (!) el primer país con más desplazados internos en el mundo (7.2 millones, el segundo – Siria – tiene 6.3 millones), sino que además tenemos una diáspora grande; 6 millones se nombra en varios foros internacionales mientras que Cancillería los estimaba en 4,7 millones en 2013. De esos millones en el exterior, ACNUR cuenta que 360.000 está reconocidos como refugiados, la mayoría de ellos en Ecuador y Venezuela.
Cuando Colombia se prepara para hacer ejercicios oficiales de memoria (ejercicios de memoria siempre se han estado haciendo durante el conflicto desde la iniciativa de las víctimas y desde abajo, siendo el caso de las víctimas de Trujillo uno de los más emblemáticos, lo cual es un tramo caminado para la verdad oficial), las víctimas se preparan para que esa verdad oficial del conflicto contenga sus historias y modos de ver el dolor, la pérdida, la verdad y la reparación. Es en el ejercicio oficial de memoria que se va a dar la batalla por contar e interpretar lo que pasó. Lo cual dará elementos para entender lo que puede estar pasando y puede pasar a futuro.
Esta tesis fue inspirada en todos aquellos ejercicios de memoria y de organización que se vienen dando en la diáspora colombiana (principalmente en Europa pues es mi punto de residencia). Las nuevas tecnologías han permitido que los y las colombianas se comuniquen, compartan ideas, planeen encuentros y se conozcan, aún estando en diferentes países del continente. Poco a poco, esta comunidad en Europa ha ido creando redes que traspasan las fronteras nacionales de sus países de acogida. Es una masa crítica, llena de experiencias de vida, un pool de memoria del conflicto con mucho que decirle a una comisión de la verdad. De uno de los últimos encuentros de las díaspora en Barcelona, donde el tema fue exilio y género, salió por ejemplo un comunidado concreto donde se exige que el ministerio de defensa no haga parte del consejo directivo del CNMH.
Sin embargo, al momento de empezar a indagar sobre diásporas y comisiones de la verdad me encontré con que pocas diásporas han participado en estos ejercicios, que aún son percibidos como ejercicios nacionales, es decir, que están demarcados por fronteras nacionales. Las comisiones de la verdad, que más se han convertido en mecanismos occidentalizados que son replicados de país en país sin mayor consideración al contexto cultural o social donde son implementadas, generalmente actúan en condiciones adversas: con poco presupuesto, tiempo limitado, entre diversos intereses que les dificulta el trabajo o ejerce presiones, etc. Todo esto influencia también en que se olviden de las víctimas por fuera de las fronteras. Otro motivo por el cual las comisiones de la verdad pueden estarse olvidando de refugiados, migrantes y exiliados es por que generalmente son financiadas por la comunidad internacional, y esta comunidad internacional predominantemente blanca y occidentalizada, ha visto a los migrantes con gran sospecha e inclusive los ha percibido como auxiliadores de las guerras en sus países de orígen (por ej uno de los primeros estudios sobre díasporas en el tema de estudios de paz y conflicto, claramente hace de esto un argumento de las características de las diásporas –Byman, D., P. Chalk, B. Hoffman, W. Roseneau and D. Brannan, 2001 Trends in Outside Support for Insurgent Movements, Rand Corporation Santa Monica.-). O simplemente los ve como víctimas sin agencia, empobrecidos en los países del norte.
Sin embargo hay un ejercicio de memoria donde los comisionados se empeñaron en incluir la diáspora en sus esfuerzos por recurrir a la verdad del conflicto. Liberia, en donde los comisionados fueron nacionales, es el único caso donde una diáspora consecuentemente fue tenida en cuenta para su ejercicio de verdad y memoria.
Mi tesis entonces hace la pregunta: es la participación de las diásporas en las comisiones de la veradad y reconciliación beneficiosa para la reconciliación nacional en su país de orígen? Mi hipótesis es que en el espacio de las comisiones de la verdad, las diásporas transfieren remesas políticas que aumentan el nivel de reconocimiento (acknowledgement) de daños causados y de las necesidades de las víctimas, lo cual es un paso crucial hacia la reconciliación nacional.
En la literatura sobre comisiones de la verdad hay una norma establecida de que la participación de las víctimas en todas las fases, desde el diseño hasta la implementación, es crucial para el impacto que esta pueda tener en la sociedad en transición en general y en el reconocimiento de las víctimas y sus necesidades en particular (Méndez, 2016; Correa et. Al, 2009). Con base en estas conclusiones de los estudios de comisiones de la verdad y con base en estudios sobre diásporas, parto de la premisa de que hay una considerable presencia de víctimas en las diásporas generadas por conflictos y que las experiencias particulares de estas víctimas son generalmente ignoradas por los ejercicios tradicionales de comisiones de la verdad que se encierran en fronteras nacionales. Las diásporas pueden contribuir para ayudar a moldear el debate sobre derechos de las víctimas y el lenguaje para la creación de una cultura de respeto por los derechos de todos y todas. Además abren el espectro de victimizaciones, pues los y las refugiadas no sólo sufren victimización dentro del país sino que también en la ruta migratoria por otros actores e inclusive en los países de acogida por otros Estados también. El drama del exilio y la migración se pierde si sólo se toman en cuenta experiencias dentros de las fronteras. De la sociología recojo el concepto de «remesas sociales (Levitt & Lamba-Neves, 2011) o «remesas políticas (Vélez-Torres & Agergaard, 2014) para referirme a las experiencias, prácticas e ideas de los y las migrantes que son adquiridas a través de la migración misma y retornadas al país de orígen de diversas formas. Esas remesas políticas vienen a poner el énfasis en otros aspectos de las contribuciones de las diásporas apartándome de las remesas económicas. En esta tesis las estudio en el contexto de las comisiones de la verdad.
Entonces, puesto que sólo hay una experiencia paradigmática de la inclusión de diásporas en comisiones de la verdad, hago un estudio comparativo de este caso (Liberia) con un caso donde participación diáspora ha sido ínfima (Sierra Leone). Por causas de método, comparo a estos dos países vecinos, con conflictos muy interrelacionados y con contextos culturales y sociales muy parecidos para mantener la mayor parte de variables constante, mientras que difieren considerablemente en la variable dependiente «participación de la diáspora». En el caso de Liberia, su comisión de la verdad organizó con ayuda de 600 voluntarios, un número considerable de audiencias públicas en Estados Unidos e Inglaterra, principales países de acogida de esta diáspora, recogiendo 1631 testimonios. Mientras que en el caso de Sierra Leone, la comisión emitió una invitación a que las víctimas en el exterior se acercaran a las embajadas a dar sus testimonios. Por ese lado no se recibió ni uno. Pero sí se tomaron testimonios en algunos campamentos de refugiados en países vecinos, 175 en total.
Las conclusiones del estudio son:
– El estudio de caso da un soporte moderado a la hipótesis. Parece ser que las diásporas ayudan a elevar el nivel de reconocimiento de las víctimas y sus necesidades, lo cual, para el caso de este estudio, lo podemos notar en el lenguaje y las recomendaciones del informe de la comisión de la verdad de Liberia que es uno más fuerte en cuanto a señalar las responsabilidades que el Estado tiene con su población víctima. Además hace referencia a delitos contra la naturaleza/medio ambiente, delitos a víctimas colectivas (comunidades) e insiere en las reparaciones individuales y colectivas al conjunto de víctimas. Este informe además recomienda excluir de participación en el Estado a todos aquellos que han cometido delitos de lesa humanidad. Inclusive a sus propios agentes envueltos en ello. En el caso de Sierra Leone, el informe producido limita el universo de las víctimas que pueden acceder a reparaciones pues argumenta que el Estado no va a tener la capacidad de reparar a todas (por ejemplo a niños, ancianos y mujeres víctimas de violencia sexual). El lenguaje es uno de consideración a las limitaciones del Estado y promueve amnistías también para agentes del Estado pues centra su posición de que en la transición lo que se necesita es reconciliación, traducido en calmar a los señores de la guerra.
– Paradójicamente, en el caso de Sierra Leone el informe recomienda que también no-ciudadanos puedan ser reconocidos como víctimas (importante dados los flujos migratorios fuertes en al región) mientras que el de Liberia no hace mención a no-liberianos. El informe de Liberia, aunque ha producido un anexo importante sobre la experiencia de la diáspora (el triple trauma: huída, emigración y adaptación) no hace recomendaciones específicas sobre el derecho al retorno o el tipo de reparación para este triple trauma. De hecho, las únicas recomendaciones que hace para la atención a esta población es el derechoa a la doble nacionalidad (que aún no se concretiza) y ayuda para la reconciliación en el exterior.
– Una conclusión importante es que la capacidad de influir en la comisión también dependerá de que tipo de percepción el país de orígen tiene de su diáspora. En el caso de Liberia, la diáspora fue incluída porque allí se presumía que estaban los auspiciadores de la guerra. Se quería indagar sobre la verdad de los perpetradores en el exterior. Pero no fueron estos los que acudieron al llamado de la Comisión, sino las víctimas empobrecidas de Liberianos en el exterior. Aún conociendo de estas realidades de víctimas afuera, la comisión recomienda que la diáspora contribuya con un dólar por mes cada uno al Fonde de Reparación de Víctimas. Es decir, la comisión aún considera que la diáspora fue auspiciadores de guerra y que deben ayudar a reparar a las víctimas en el país. Entonces, la percepción que los compatriotas tengan de su diáspora entrará a jugar fuertemente en la forma en que el relato de la diáspora es recibido e interpretado en el país.
– Por otro lado, las diásporas pueden ser aliadas importantes en los esfuerzos por judicializar a responsables de crímenes de lesa humanidad (accountability) y mantener este debate en la fase de transición. La diáspora liberiana (y en casos como el chileno y el argentino) fue importante para crear una masa crítica que ayudó a presionar para que el informe de la comisión nombrara nombres de perpetradores (aún a la misma presidenta), exigiera depuraciones en las instituciones del estado y sanciones. Este grupo de víctimas por fuera del país, pueden ayudar bastante en este aspecto cuando la sociedad civil local está debilitada para hacerlo o enfrenta represalias.
– Los sectores de las diásporas que no participen en los ejercicios de comisiones de la verdad, también pueden ayudar a hacer presión como una masa crítica. En el caso de Liberia, hubo un sector importante de la diáspora que se rehusó a participar yutilizó todos sus canales de comunicación, internet, e influencias para presionar por que señores de la guerra fueran sentenciados, de todas las facciones. Este sector creó un ambiente muy crítico a la comisión de la verdad y durante los tres años de trabajo la monitoreó y formuló exigencias, aún no participando con testimonios. Esto pudo haber llevado a que la comisión se sintiera en mora de hacer las recomendaciones fuertes que hizo frente a los perpetradores, aún los que estaban dentro del estado.
Los estudios de las diásporas en relación a los conflictos de orígen no tienen aún ni dos décadas y aún falta por desarrollar mejor los métodos para estudiar la forma en que diásporas se organizan e influencian en varios niveles: el país de orígen, el de acogida y la arena internacional.