El aborto no aparece en el mapa de transformaciones de la izquierda perdida

Publicado: 10 noviembre 2015 en Mujeres, Política colombiana

El año pasado le decía yo a una candidata mujer de la UP: «Tenés que hablar del aborto. Sos mujer y es un tema que nos interesa a las mujeres».

Su respuesta: «Cómo se te ocurre? Yo quisiera, pero me sacan chiflada».

No tuve tiempo para escribir algo sobre las elecciones locales que pasaron, pero hoy, los dedos me brincaban, el corazón me latía y la rabia se me acumuló.

La izquierda colombiana se ha quedado rezagada hace mucho tiempo en un discurso del siglo pasado. No sale de ahí. Los «analistas» (todos varones) que leí (no pongo los enlaces porque les dá seguramente yeyo) se expresan igual que los de hace años. Los treintañeros igual a los que pasan los 60s. Hablan de las mismas causas, las mismas estrategias, los mismos métodos, los mismos actores. Si les va mal en elecciones es porque ese es un procedimiento burgués, de la democracia liberal, y nos roban las elecciones, y los medios y etc y etc.

Sin desmeritar que los medios en Colombia son una vergüenza mundial y no pasan de nivel chisme, manipulación abierta y etc (lo mismo le pasa al HDP en Turquía y sin embargo están rompiendo el cerco), y de que las elecciones son sucias, hay algo más.
Es esa casi tradición de no ver más allá de los obstáculos que están a la vista. No ven otros que puedan ser más difíciles de ver por la sencilla razón de que no están en las narices sino en el interior (de los partidos, de las cabezas de los y las militantes, de su cultura y su forma de ser en el mundo). Y justo esos obstáculos son los que son susceptibles a ser derribados más fácilmente, si quisieran. Es decir, porque está enteramente en sus manos hacerlo. Si se atrevieran.

Uno de esos obstáculos internos es el machismo rampante. El asqueroso machismo de los machos machos protagonistas de izquierda que se leyeron todos los libros de Marx y lo recitan hasta en el sueño. Pero cuando despiertan por la mañana, y después de que la mamá, la hermana o la mujer les sirvió el desayunito, creen que están al lado de Marx en el S. XIX viendo el trabajador pasar a la fábrica, para como héroe llevar el pan a la casa después de ser explotado por el patrón. Y así. Todo el mundo lo ven en masculino y existen sólo el patrón y el trabajador de la fábrica (y bueno… aumentémosle el campesino).

Y se van al Foro o a la reunión del partido, o de la Marcha, o del Congreso, y empiezan a filosofar. Y hablan de los métodos y las estrategias, y preguntan después si julanita está tomando nota. Y se nombran entre ellos, se eligen entre ellos, y escogen quien va a escribir en el próximo libro entre ellos, y después de que «las compañeras» trajeron el almuerzo, continúan filosofando entre ellos. Todos pensamientos importantes, sobre como cambiar el país, y cómo hacerlo más justo e inlucyente, y así… Y cuando las mujeres son vistas y escuchadas, y depronto comentadas, no es porque alzaran la mano sino por el escote, no porque dijeron algo interesante e hicieron una crítica sino por la dulce voz de la que llevaba la falda y no comentadas porque leyeron a tal o tal filósofa o líder política o presidenta sino comentada por lo bonita que era la camarada nueva. Que cara tan hermosa!

Y están tan absolutamente metidos en esa visión del siglo pasado y antepasado, que todo lo que se les presente como nuevas perspectivas automáticamente y con el autopioloto lo clasifican de «neoliberal» o pequeño-burgués.

Ejemplo: el feminismo. Y todo lo que atañe a las luchas de las mujeres.
mujeressalvajes

Por qué los grandes pensadores de la izquierda no han notado el impulso que las organizaciones de mujeres y sus movimientos han tomado? Por qué no se han detenido a analizar en toda esa masa crítica de mujeres que están descontentas con un sistema neoliberal y de guerra que las oprime? Por qué no se han tomado la molestia de leerlas? A pesar de las grandes movilizaciones que han hecho. Apesar de ser consecuentes exigiendo la paz que debería ser una bandera de la izquierda. A pesar de estar cuestionando, desde los estudios en economía, la visión neoliberal que no toma en cuenta el medio ambiente, la madre tierra, la economía del cuidado etc.

Por qué? Sencillamente porque para los machos machos de izquierda las mujeres seguimos siendo un objeto de deseo y no un par intelectual.

Por otro lado, porque qué miedo descubrirse opresor. «Opresor yo?», dirán.

Hoy hace furor en las redes el Foro sobre el Aborto organizado por la Fundación Buen Gobierno liderada por el hijo del presidente Martin Santos. Todo el mundo tiene una opinión. A los representantes de la Iglesia los llaman para que opinen sobre cosas que ellos nunca vivirán. El fiscal hizo su propuesta en medio de escándalos, para tapar otro escándalo. Las organizaciones de mujeres obviamente cierran filas a apoyar el aborto. Pero dónde están los movimientos sociales que propenden por las transformaciones para la paz? Dónde están los líderes de izquierda comentando sobre el aborto? De nuevo callados. Como siempre pasa cuando las mujeres luchan por sus derechos.

Me identifico con las ideas socialistas. Me identifico con las luchas de las clases oprimidas. Y justo por eso me parece terrible que aquellos que las lideran sean tan miopes, tan cobardes, tan metidos en sus cascarones para no ver que están equivocados si no defienden un tema como el aborto y fácilmente entregan las banderas de este tema a neoliberales, élites, liberales, jovencitos de saco y corbata que más allá de verlo como un tema «liberal» y de derechos no pasa. Pero toman todos los créditos.

La historia condenará a esa izquierda retardataria que no logra ver que el aborto y las luchas de las mujeres son también temas de clase. Las que mueren no son las hijas de los presidentes, las niñas del club y del Gimnasio Moderno. Las mujeres de la alta, en Colombia como en cualquier parte del mundo, han tenido acceso al aborto seguro pagando. Las que se mueren son las pobres, las que no pueden pagar y sobre ellas no tenemos cifras. Son las Doña Nadie. Las que no importan. Las trabajadoras, las esposas del trabajador machista que sale a la fábrica y le prohíbe a su mujer tomar pastillas anticonceptivas porque piensa que si lo hace es porque es puta. La trabajadora que ya tuvo cinco hijos y no quiere el sexto porque ninguno de los papás de los otros pelaítos ha respondido y a ella le toca sola el sustento. La niña de 15 años de Agua Blanca en Cali que fue y «metió las patas» y ahora para que no la agarren a juetazos en la casa va y se mete un gancho de colgar la ropa para sacarse el feto y termina desangrada.

Esas no son historias inventadas. Es la realidad de la gente trabajadora. El aborto es un asunto de clase cuya prohibición y persecusión afecta principalmente a las mujeres trabajadoras y sus hijas. Es insólito que la izquierda aún no haya comprendido que esa gran masa crítica de mujeres pensadoras, luchadoras y comprometidas son sus principales aliadas para llevara a cabo transformaciones reales en la sociedad colombiana. Pero, claro, para comprenderlo tendrían que callar y escuchar, tendrían que leer a mujeres, tendrían que asistir a sus eventos e informarse, tendrían que empezar a conversar con sus madres y hermanas sobre cómo ven sus vidas, tendrían que ver más allá del escote y la minifalda.

Pero el macho trabajador y los representantes de izquierda están todavía viendo el mundo de Marx. Para Marx, había que analizar la realidad concreta, y actuar sobre ella. Qué les pasa, camaradas?

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